Mi historia es una casa que
envejece
con sus recintos intactos. Mi historia
es un cuerpo
que habita entre estupores
y una boca que incendia las
palabras
cuando bebe el amor. Mi historia debe ser
un
banquete,
una fiesta perpetua
donde conviven el duende y el
disturbio.
José Luis Díaz-Granados
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