martes, 28 de junio de 2016
A esta edad
No andemos por las ramas
…la piel cubre lo
infiel…
Aposté por ti.
Ese día
Cambié de océano
Damia Mendoza
Zambrano
viernes, 24 de junio de 2016
jueves, 16 de junio de 2016
miércoles, 15 de junio de 2016
En Ecuador...
Verdades dichas en la cara..
Los
nuevos ricos son los que mejor comen, andan en carro de lujo y
estrenan casa en barrio pelucón. Cumbayá, González Suárez, Quito
Tennis y Samborondón, esos son los lugares en donde levantan sus
nuevos palacios con mucho derroche y poco gusto.
Una clase muy privilegiada con derecho a invadir las vías del trole y a violar las normas de tránsito; mientras que los demás tenemos que corrernos a un lado para abrirles el paso.
Los nuevos ricos solían odiar el dinero y las cosas materiales; hoy tienen cuenta en Suiza y empresa en paraíso fiscal. El consumismo era la podredumbre del ser humano; hoy es parte de sus derechos.
Vestían jean, boina de paño y camiseta del Che Guevara, una inconfundible y furiosa raza, dispuesta a defender sus principios y valores hasta la muerte.
Ahora se los ve incómodamente empacados en ropa importada y costosa. Ayer compraban en la Bahía o en la Ipiales; hoy se los ve de shopping en Miami.
Ayer usaban shigra; hoy de sus hombros cuelga una Louis Vuitton. Pregonan sencillez y usan zapatos Guchi. Exigen igualdad y adornan sus cuellos con Hermés. Ayer comían cebiche de churos; hoy comen escargots. Odian el Imperio gringo, pero tienen visa.
Solían salir a las calles para defender los derechos del pueblo; hoy están callados, porque hablar pone en riesgo su nuevo estatus. Ayer tenían dignidad y principios; hoy tienen precio.
Ayer defendían a la naturaleza y consideraban que era su deber dejarles un mundo mejor a sus hijos; ahora ya no les importa el mañana, pues hoy sus billeteras están llenas de dinero. Ayer estaban chiros, pero libres; hoy están encadenados a sus ilimitadas ambiciones.
Antes se armaban interesantes coloquios para quejarse de los pipones, las comisiones y los negociados. Hoy los nuevos ricos comen del Estado. Ayer denunciaban la rosca, hoy forman parte de su fuerte engranaje. Los nuevos ricos pedían gobiernos que no roben; hoy su filosofía es que roben, que hagan y que repartan.
A los nuevos ricos nadie les dedica canciones, porque cuando toca se visten de verde encendido y evocan a una Cuba en la que nunca vivirían porque huele a pobreza y en sus estanterías ya no hay espacio para ese perfume.
Los nuevos ricos viven en un mar de contradicciones y nadie los manda a comer mierda. No tendría caso. Porque están empachados de tanto tragarse los escupitajos que durante toda su vida echaron hacia arriba.
Una clase muy privilegiada con derecho a invadir las vías del trole y a violar las normas de tránsito; mientras que los demás tenemos que corrernos a un lado para abrirles el paso.
Los nuevos ricos solían odiar el dinero y las cosas materiales; hoy tienen cuenta en Suiza y empresa en paraíso fiscal. El consumismo era la podredumbre del ser humano; hoy es parte de sus derechos.
Vestían jean, boina de paño y camiseta del Che Guevara, una inconfundible y furiosa raza, dispuesta a defender sus principios y valores hasta la muerte.
Ahora se los ve incómodamente empacados en ropa importada y costosa. Ayer compraban en la Bahía o en la Ipiales; hoy se los ve de shopping en Miami.
Ayer usaban shigra; hoy de sus hombros cuelga una Louis Vuitton. Pregonan sencillez y usan zapatos Guchi. Exigen igualdad y adornan sus cuellos con Hermés. Ayer comían cebiche de churos; hoy comen escargots. Odian el Imperio gringo, pero tienen visa.
Solían salir a las calles para defender los derechos del pueblo; hoy están callados, porque hablar pone en riesgo su nuevo estatus. Ayer tenían dignidad y principios; hoy tienen precio.
Ayer defendían a la naturaleza y consideraban que era su deber dejarles un mundo mejor a sus hijos; ahora ya no les importa el mañana, pues hoy sus billeteras están llenas de dinero. Ayer estaban chiros, pero libres; hoy están encadenados a sus ilimitadas ambiciones.
Antes se armaban interesantes coloquios para quejarse de los pipones, las comisiones y los negociados. Hoy los nuevos ricos comen del Estado. Ayer denunciaban la rosca, hoy forman parte de su fuerte engranaje. Los nuevos ricos pedían gobiernos que no roben; hoy su filosofía es que roben, que hagan y que repartan.
A los nuevos ricos nadie les dedica canciones, porque cuando toca se visten de verde encendido y evocan a una Cuba en la que nunca vivirían porque huele a pobreza y en sus estanterías ya no hay espacio para ese perfume.
Los nuevos ricos viven en un mar de contradicciones y nadie los manda a comer mierda. No tendría caso. Porque están empachados de tanto tragarse los escupitajos que durante toda su vida echaron hacia arriba.
Jeanette Hinostroza
viernes, 10 de junio de 2016
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