miércoles, 15 de junio de 2016

DANZIG - i don't mind the pain

En Ecuador...

Verdades dichas en la cara..
Los nuevos ricos son los que mejor comen, andan en carro de lujo y estrenan casa en barrio pelucón. Cumbayá, González Suárez, Quito Tennis y Samborondón, esos son los lugares en donde levantan sus nuevos palacios con mucho derroche y poco gusto.
Una clase muy privilegiada con derecho a invadir las vías del trole y a violar las normas de tránsito; mientras que los demás tenemos que corrernos a un lado para abrirles el paso.
Los nuevos ricos solían odiar el dinero y las cosas materiales; hoy tienen cuenta en Suiza y empresa en paraíso fiscal. El consumismo era la podredumbre del ser humano; hoy es parte de sus derechos.
Vestían jean, boina de paño y camiseta del Che Guevara, una inconfundible y furiosa raza, dispuesta a defender sus principios y valores hasta la muerte.
Ahora se los ve incómodamente empacados en ropa importada y costosa. Ayer compraban en la Bahía o en la Ipiales; hoy se los ve de shopping en Miami.
Ayer usaban shigra; hoy de sus hombros cuelga una Louis Vuitton. Pregonan sencillez y usan zapatos Guchi. Exigen igualdad y adornan sus cuellos con Hermés. Ayer comían cebiche de churos; hoy comen escargots. Odian el Imperio gringo, pero tienen visa.
Solían salir a las calles para defender los derechos del pueblo; hoy están callados, porque hablar pone en riesgo su nuevo estatus. Ayer tenían dignidad y principios; hoy tienen precio.
Ayer defendían a la naturaleza y consideraban que era su deber dejarles un mundo mejor a sus hijos; ahora ya no les importa el mañana, pues hoy sus billeteras están llenas de dinero. Ayer estaban chiros, pero libres; hoy están encadenados a sus ilimitadas ambiciones.
Antes se armaban interesantes coloquios para quejarse de los pipones, las comisiones y los negociados. Hoy los nuevos ricos comen del Estado. Ayer denunciaban la rosca, hoy forman parte de su fuerte engranaje. Los nuevos ricos pedían gobiernos que no roben; hoy su filosofía es que roben, que hagan y que repartan.
A los nuevos ricos nadie les dedica canciones, porque cuando toca se visten de verde encendido y evocan a una Cuba en la que nunca vivirían porque huele a pobreza y en sus estanterías ya no hay espacio para ese perfume.
Los nuevos ricos viven en un mar de contradicciones y nadie los manda a comer mierda. No tendría caso. Porque están empachados de tanto tragarse los escupitajos que durante toda su vida echaron hacia arriba.

Jeanette Hinostroza