Esta lucha de la hembra humana hacia la
igualdad entre los sexos va a terminar en un nuevo orden, con la
mujer como una especie superior. La mujer moderna, que anticipa en
meros fenómenos superficiales del desenvolvimiento de su sexo, no es
sino un síntoma superficial de algo más profundo y más potente que
se encuentra en fermentación en esta carrera. No está en la
imitación física de los hombres que las mujeres reivindican su
igualdad primaria y más tarde su superioridad, sino en el despertar
de la inteligencia de estas mujeres.
La mente femenina ha demostrado una
gran capacidad para equiparar las habilidades mentales y los logros
de los hombres. En las futuras generaciones se supone que esta
capacidad se ampliará. La mujer promedio será tan bien educada como
el hombre medio, y cada vez podrá asimilar una mejor educación por
las facultades latentes en su cerebro, debido a siglos de reposo. La
incorporación de la mujer en nuevos ámbitos del trabajo, su gradual
avance en la faceta del liderazgo, primero opacará y finalmente
disipará sensibilidades femeninas y hasta hará reducir el instinto
maternal, por lo que el matrimonio y la maternidad puede llegar a
transformarse en algo que la gente no quiera hacer y así acercarnos
más y más a la civilización perfecta de la abeja.
Nikola Tesla