Dejadme por favor vivir mi
vida,
amándola,
mordiéndola,
quitándole el
veneno,
limpiándola.
Dejadme que me salve o me
condene,
dejadme que vomite,
que sangre,
que sonría,
que
cante por el fin de tanta guerra,
que llore por la guerra de los
fines.
Dejadme que en silencio
escriba en vuestra culpa una
sentencia
que borre la sentencia de la culpa.
Dejadme que me
hunda,
que gima,
que flote en lo intermedio,
que sueñe,
que
pueda en una esquina
pisar un alacrán inofensivo.
Dejadme
cuantas veces
firmar cada recado sin mi nombre,
dejad que me
equivoque,
que escupa,
que piense,
que llame con bondad al
malo bueno,
que llame con maldad al bueno malo.
dejadme
simplemente
que cuente por decenas,
qué coma con la
izquierda,
que te ame sin remedio.
Dejadme por favor vivir mi
vida,
que escape,
que reniegue,
que grite por las lluvias
que se enlodan,
que ría por el lodo que se enlluvia.
Dejadme
si queréis la trampa abierta,
que caiga el corazón con todo el
peso,
dejad, pero dejad
afuera de la trampa mi cabeza.
Violeta Luna
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