jueves, 20 de marzo de 2014

El vampiro

Tu que como una cuchillada
Entraste en mi triste pecho,
Tu que, fuerte cual un rebaño
De demonios, viniste
A hacer tu lecho y tu dominio
En mi espíritu humillado,
-Infame a quien estoy unido
como una cadena al galeote-
como un juego al jugador,
como a la botella el borracho,
como al gusano la carroña,
-¡maldita seas, maldita!
Rogué al rápido puñal
Que mi libertad conquistara,
Dije al pérfido veneno
Que socorriese mi cobardía.
Mas ¡ay! puñal y veneno
Despreciándome, me han dicho:
"No mereces que te arranquen
de esa maldita esclavitud.
¡imbécil! – si de su imperio
nuestro esfuerzo te librara,
tus besos resucitarían
de tu vampiro ¡el cadáver!

Charles Baudelauire

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