El nunca, aquel perpetuo de un día
erguido en terrenales palabras
en la lejanía de los falsos cariños
cueva, escondite y resistencia
pierde esencia y fuerza
como un gato curioso en la noche
escondido, espiando enseñando la
oreja...
Recuerdo lo que nunca a pasado
en el océano donde pongo mi alma
y niego la madrugada ansiando la noche
forzando a la vida, odiando el tiempo.
Y el nunca que nunca se calma
mentiroso su nombre me abandona a mi
suerte
devolviendo mi alma donde estuvo alguna
vez
orgullosa del latido profundo en mi
pecho
y de la sangre victoriosa de mis
ancestros
se disipa el miedo, y se, que solo es
cuestión de tiempo.
El Desaparecido
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