martes, 22 de octubre de 2013

Esperanza

El alma camina marchita
en translucida penumbra en el aire
indiferencia transpirada por sus poros
los cuales son un tesoro
en cada instante húmedo, el sudor
que ahora divaga bajo la luz
se quiere tocarla y estrecharla
beberla cual póculo fresco
reluciente por los destellos de su piel
pero me detengo
y vuelve la odiada
pesadumbre de un soplo oscuro
que entardece el más claro de los días
pero maldita la esperanza
que nace tras su vos
melancólica, perdida
y dice su parlamento
pues le ha llegado el momento
de actuar en la obra del amor
aveces olvida su libreto
pero actúa con ímpetu
para servir al corazón
y si debe sucumbir ante el dolor
oídos no tendrá para escuchar
ojos no tendrá para ver
piernas y brazos tendrá para poder levantarse
sin importar lo que vendrá.

El Desaparecido

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